Fernando Abadía dibuja las áreas primordiales para que cada uno encuentre el éxito profesional.

¿Quieres encontrar trabajo pero las cosas no salen como esperabas? ¿Llevas demasiado tiempo en el paro? ¿Quieres cambiar de ocupación pero crees que la edad es un impedimento? ¿Dejaste tu trabajo temporalmente y ahora no sabes cómo volver? Ese tipo de preguntas son frecuentes y muchos se las formulan cada día nada más levantarse.

En España y en los países latinoamericanos el índice de desempleo es alto y, a pesar de cierta recuperación económica, encontrar trabajo no siempre es fácil. Sin embargo, expertos como Fernando Abadía recuerdan que no se trata tanto de presentar un currículum lleno de actividad como de mostrarse con la actitud idónea.

“Tu actitud es tu llave maestra” es un libro breve y ameno en el que este autor “dibuja” el perfil de una persona a la que es altamente probable que un empresario diera el sí.

La actitud es un todo, pero podemos hablar de ella -según Abadía- en cuatro áreas:

  1. Positividad. Sobre todo, tener un horizonte de afirmación.
  2. Proactividad. Implica tener la inquietud de aportar algo bueno.
  3. Compromiso. Tú te involucras porque te importa lo que ocurra, y por eso quieres que salga bien.
  4. Sociabilidad. Trabajas teniendo en cuenta las personas de tu entorno, los clientes, los compañeros…

Cada una de estas áreas tiene manifestaciones. En la siguiente lista podemos saber algo más acerca de ellas:

1.  Actuar de forma constructiva:

Está bien hacer críticas, pero siempre ha de ser para que a continuación lances una propuesta de mejora. Destruir es muy fácil, construir es de sabios. Ser positivos nos ayudará a pensar más y mejor.

2. Promover un buen clima y no generar estrés innecesario

La diferencia es enorme: trabajar en un entorno negativo te pone a la defensiva y te merma la capacidad de concentración y de desarrollo mental. En cambio, trabajar en un entorno positivo es como un imán: atrae talento. Todos querrán trabajar contigo.

3. Automotivación y resilencia

Es cierto que a veces las etapas se hacen cuesta arriba. Pero el ser humano está preparado para ello, solo es necesario ejercitar nuestra capacidad de ser fuertes. Piensa para qué buscas trabajo o para qué trabajas y eso te hará sentir mejor cada vez que realices una tarea dura: sabes que hay premio y lo buscas. Cuanto más excelente sea el premio (un cheque, la gloria humana, el cielo), más feliz estarás tratando de conseguirlo.

4. Inquietud creativa y generación de ideas

No te conformes con lo que se ha establecido desde siempre. Piensa en cómo hacer las cosas para que las personas estén mejor y para que puedas dar un mejor servicio a la sociedad. Facilita la libertad de expresión de la gente. que nadie tenga miedo a meter la pata al hablar en voz alta.

5. Búsqueda y aprovechamiento de oportunidades

Dedica un tiempo a diario al estudio. Así, podrás conocer territorios nuevos y estarás al día. Además, eso te permitirá hacer conexiones neuronales que antes no habías podido generar. Sacarás más partido a tus talentos. Oportunidad también es cualquier hecho que ocurre en tu vida a diario: míralo desde esta perspectiva.

6. Actuar después de pensar

Es decir, primero es necesario poner la cabeza, analizar. El más rápido no siempre es el mejor. La virtud de la prudencia no significa ir por la vida con el freno de mano puesto. Utiliza tu inteligencia para preparar bien la entrevista de trabajo, para hacerte imprescindible.

7. Actitud de logro y superación

A un empresario le gusta que quien trabaja para él tenga espíritu de crecimiento y esté dispuesto a arrimar el hombro. Sueña en voz alta, tengas la edad que tengas. No al desánimo. Guerra al pesimismo. Escribe tu currículum pensando “caramba, cuánto valgo”.

8. Autonomía

Solo también eres capaz de grandes cosas. Demuestra que no necesitas una cámara de vigilancia para trabajar y hacerlo bien. Demuestra que trabajarías como si la empresa fuera de tu propiedad.

9. Cumplimiento y responsabilidad

Asumes tus funciones y además las ves y las realizas en relación con el trabajo de los demás. Sé siempre un elemento que suma. No digas nunca “eso a mí no me corresponde”.

10. Comunicarse con respeto y empatia

La buena educación es esencial. Siempre, no la pierdas nunca. Vive el respeto con todos, los que están por arriba y por abajo. Saberse respetado es algo que todo el mundo agradece. Mira a los ojos a las personas, interésate por sus cosas: no es perder tiempo, es hacer equipo (y amigos).

11. Trabajar en equipo y compartir

Eso implica tener capacidad de abrir el zoom de tu foco y ver más allá de tus propias aspiraciones y logros. ¿Qué puedes aportar a un equipo? ¿Eres un buen segundo? ¿Prefieres que te vayan dando órdenes? ¿Eres de más de acción o abstracto? En cualquier caso, en el equipo siempre habrá un lugar para ti.

12. Agradecimiento y generosidad

Valora lo que hacen los demás, no por el logro sino por el esfuerzo que han puesto. Sé generoso con tu tiempo, sobre todo cuando alguien te pide ayuda (eso sí, que no sea una excusa para que tú no cumplas tus responsabilidades en tu familia o en otro tipo de actividad a la que te has comprometido).