La historia de una conversión especial que ha durado 10 años

Miquel Vera (25 años) es un periodista del diario ABC que escribe sobre política en Cataluña. Sus padres se casaron por lo civil. Sus dos hijos –su hermano y él- no fueron bautizados. Sin embargo, Miquel se fijó con mucha curiosidad en la vida de una hermana de su abuela que era monja, y así, desde los 14 años, empezó a entrar en las iglesias de modo “clandestino”, según cuenta a Catalunya Cristiana.

¿Qué significa eso de “clandestino”? Iba a misa entre semana y a última hora. Me daba vergüenza. Asistía a misa como escondido, de incógnito, no quería contárselo a nadie. Me ponía en la última fila, o junto a una columna. Ni yo mismo entendía por qué hacía aquello.

Cada vez asistía de forma más asidua a la misa y leía las publicaciones diocesanas Catalunya Cristiana y la Hoja dominical, para intentar comprender todo aquello.

¿Sin contacto con un sacerdote o religioso que te orientara o acompañara?No. Era autodidacta. Con el tiempo me di cuenta de que creía en Dios y lo fui diciendo a la familia y a mis amigos en la universidad. 

En la facultad tuve “debates encendidos” de quienes se oponían a Dios y a la Iglesia. Yo defendía, a mi manera, la doctrina de la Iglesia, lo que había aprendido como autodidacta.

¿Cuándo se dio cuenta que necesitaba de la Iglesia y de los sacramentos? Fue con la frase de Benito XVI que dijo: “No puedo construir mi fe personal en un diálogo privado con Jesús, porque la fe me la da Dios a través de una comunidad creyente que es la Iglesia”.

Esta frase me sacudió. Sentí que debía formar parte de la comunidad, que no podía esconderme más, viviendo las misas de incógnito.

Al acabar Periodismo, en la Universitat Autónoma de Barcelona, tuve una beca de la Agencia EFE y pasé un año en Bogotá. En Colombia aprendí mucho profesionalmente.

Allí se vive la fe abiertamente, no como en Barcelona, escondidos en el ámbito familiar, y quise formar parte de la Iglesia, no esconderme más.

Entré en la web del arzobispado de Barcelona y cliqué la opción ¿Quieres ser bautizado? Allí encontré a un sacerdote lleno de sencillez y ternura, Mn. Felip-Juli Rodríguez, director del Servicio diocesano para el Catecumenado. Fue en octubre de 2017.

¿Fue todo muy sencillo? No. Tenía muchos prejuicios. Éramos un grupo de seis. Gente muy distinta. El proceso catecumenal me ha enriquecido la fe sin perder la esencia.

No se trata de modelar a los cristianos del siglo XXI en dogmas y costumbres de hace 2000 años. No se trata de modelarlos, sino de enriquecerlos.

Al final, por razones profesionales, recibiste los tres sacramentos (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), en solitario. Fue impresionante. Con la presencia de la familia y los amigos.

Fue en la Vigilia Pascual en la catedral de Barcelona y ofició el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, quien me bautizó y me administró los otros sacramentos.

Concelebraban muchos sacerdotes. No los conté. Tenía que haberme bautizado el domingo siguiente, pero lo tuve que adelantar porque, como me dedico a la información política, ese domingo había elecciones generales en España y estaría ocupado todo el día.

Miquel Vera señala que en Cataluña se vive un cristianismo muy individualista y conviene más a los fieles en las parroquias.

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