El mayor reto que tenemos todos es lograr el éxito en nuestra familia

Últimamente hemos oído hablar mucho de conciliación y de las ayudas a la maternidad, una realidad que afecta a millones de familias y frente a la que no se puede mirar hacia otro lado.

 A mí personalmente me gusta diferenciar la palabra conciliación de la palabra corresponsabilidad. Parecen lo mismo, pero tienen sus matices.

Cuando hablamos de conciliación, nos referimos a compatibilizar un trabajo remunerado con las tareas domésticas, las responsabilidades familiares y la vida personal y esto realmente abarca toda la vida, no sólo cuando nuestros hijos son pequeños, sino cuando entran en la adolescencia, cuando existen personas dependientes o cuando nuestros mayores necesitan de nuestros cuidados.

Al hablar de corresponsabilidad nos estamos refiriendo al ámbito doméstico y familiar. En sentido estricto podríamos decir que es la compartibilidad de tiempos dedicados a familia y a trabajo y en sentido amplio, como desarrollo pleno de las personas en el ámbito del trabajo, afectivo, familiar, personal, de ocio, etc. Es decir, disponer de tiempo para uno mismo manteniendo ese ansiado equilibrio. 

Conciliación y corresponsabilidad familiar son dos de los grandes retos del siglo XXI.

Conciliación no es trabajar menos, sino organizar el trabajo de manera distinta, facilitando responder con éxito a todas las responsabilidades. No es un problema exclusivo de las mujeres con las consiguientes renuncias que ello conlleva, afecta a todos, hombres y mujeres, porque afecta a nuestras familias y por tanto afecta a nuestra sociedad, en tanto en cuanto que el trabajo, como necesidad universal de la persona, es un derecho y un deber en el ámbito de realización personal. 

Cualquier organización de éxito, tiene una organización interna donde se alcanzan acuerdos, que generan compromisos de necesario cumplimiento. De no ser así, aparece la desconfianza y ningún equipo de élite delega las decisiones más importantes en uno solo de sus miembros. Todos forman parte del proceso de toma de decisiones en los aspectos de vital importancia y se responsabilizan de esas decisiones haciéndolas suyas… Pues en una familia ocurre lo mismo.

Hoy en día existe una nueva tendencia, que va íntimamente ligada a la flexibilidad, que incluye a la familia entre los denominados grupos de interés de las organizaciones ( stake-holders). Junto al cliente externo e interno, a los proveedores, las autoridades, el medioambiente y la sociedad en general, la familia constituye un elemento más a tener en cuenta.

Si en el ámbito laboral y de las administraciones parece que se está empezando a tener en cuenta esta realidad, incluso se está empezando a cuidar la racionalización de horarios y la flexibilidad en los trabajos. Pero esa gestión del tiempo y de las tareas, ¿también se cuida en nuestros hogares?

Es fundamental que las parejas cuando deciden emprender una vida en común, se sienten reposadamente como si de una empresa se tratara, a negociar cómo van a organizar su vida respecto a la asunción de funciones que conlleva la convivencia ( cuidado de los hijos, tareas domésticas, situación laboral, etc….), porque todo eso va a tener un gran impacto en sus vidas tanto en el momento en el que deciden iniciar esa vida en común, como a futuro, mucho más cuando llegan los hijos…

Por eso al hablar de corresponsabilidad, es importante añadir la palabra “parental”, entendida como  una necesidad del menor para su desarrollo, en donde la implicación del padre en la crianza del hijo, tiene consecuencias inmediatas en la madre y en los hijos, de ahí que sea tan importante saber qué nos traemos entre manos y considerar a la familia como un verdadero equipo, el mejor, porque es el que libremente hemos decidido crear cada uno de nosotros.

Es necesario esa concienciación no sólo en el ámbito externo ( sociedad, administraciones, empresas), sino también  en el ámbito interno de cada familia, donde cada uno pueda abordar de manera clara cómo organizar ese equipo. Tenemos el reto de convertirlo en un equipo de élite o de alto rendimiento, en el que tendremos que organizarnos de tal manera que adquiriendo nuestros propios acuerdos y compromisos,  podamos consensuar qué tipo de vida queremos llevar, cuál es nuestro orden de prioridades, qué y cuánto necesitamos para llevarlo a cabo, sabiendo que en un equipo, en una familia, uno no está solo, todos aportan y es en esa toma de conciencia, sabiéndote acompañado en la toma de esas decisiones, la que  hace que dentro de una familia se puedan llevar a cabo esos compromisos.

Se necesita una buena dosis de comunicación en positivo en las familias para alcanzar esos acuerdos, saber que todos sus miembros ( hombres y mujeres) están a lo mismo, ser conscientes del gran peso e importancia que la familia tiene en nuestra sociedad , para, de esta manera, junto con la concienciación de las administraciones, las empresas privadas y las instituciones podamos hacer una sociedad mejor , más corresponsable y conciliadora para que nuestros hijos crezcan y nos desarrollemos mejor como personas.

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