El 30 de septiembre del año 420 fallecía San Jerónimo, el gran traductor de la Biblia.
Se trata de una figura que el Papa Francisco ha querido destacar en el que sería el 16º centenario de su muerte.
Lo ha hecho con una nueva carta apostólica dedicada a este santo, la “Sacrae Scripturae affectus”, “Una estima por la Sagrada Escritura”.
FRANCISCO
El ejemplo de este gran doctor y padre de la Iglesia, que ha puesto la Biblia en el centro de su vida, suscite en todos un renovado amor a la Sagrada Escritura y el deseo de vivir un diálogo personal con la Palabra de Dios.
El documento está dedicado a San Jerónimo. Explica que fue crucial para la Iglesia de aquel entonces y de todos los tiempos.
San Jerónimo tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al latín. Hasta entonces sólo existía la versión en griego, una lengua mucho menos extendida.
Para el Papa, San Jerónimo es un ejemplo para los misioneros que deben encontrar las palabras adecuadas para transmitir la fe en lugares donde no existe una traducción de la Biblia.
Y es que, -escribe-, “la riqueza de las Escrituras es ignorada o minimizada por muchos, porque no se les han proporcionado las bases esenciales del conocimiento”. Toda una invitación a recordar el 1600 aniversario del fallecimiento de San Jerónimo leyendo el libro al que dedicó su vida.