La comunicación es un componente fundamental en nuestras relaciones. Incorporar buenos hábitos que nos ayuden a perfeccionarnos nos pueden convertir en mejores comunicadores a la hora de empatizar con el otro, ser escuchados como deseamos y expresarnos mejor.
1 Aprender a escuchar
Por lo general se escucha poco porque nos distraemos fácilmente o porque preferimos ser nosotros los que decimos algo. Cuando hablamos tenemos el control de la situación, somos el centro de atención y no tenemos que escuchar algo de lo que no estamos tan interesados.
No escuchamos con la intención de entender, sino más bien con la intención de responder y transmitir algo que queremos decir. La escucha y prestarle atención al alguien, requiere de un esfuerzo que es fundamental para estar en una conversación real con el otro.
2 Reconocer que no sabemos algo cuando no sabemos
Escuchar a una persona que siempre “sabe todo” es aburrido y predecible. Es bueno saber reconocer que hay muchas cosas que no sabemos e iniciar una conversación con la conciencia de que siempre tenemos algo por aprender.
La escucha sincera requiere ponerse uno mismo y las opiniones personales a un lado y dejar entrar al otro. Todos somos expertos en algo y cada persona que llegamos a conocer, puede saber algo que nosotros no. Esa es una verdadera oportunidad.
3 Estar presentes con el otro
A la hora de comunicarnos es importante centrarnos en el momento presente. No sólo dejar de lado el móvil, la computadora, las llaves o lo que uno tenga en las manos, sino estar totalmente presentes con el otro de manera que sienta que es valorado.
Muchas veces la mente nos lleva a otros sitios mientras estamos escuchando al otro. Lo hacemos durante unos minutos y luego pensamos en otras cosas. Si uno desea salir de la conversación, es mejor abandonarla pero no estar mitad presente y mitad ausente.
4 No comparar experiencias personales
Al escuchar algo podemos sentir la tentación de comparar nuestras propias experiencias con las de los demás, pero es verdad que cada experiencia se vive de modo individual y lo que necesita esa persona en ese momento es ser escuchada antes que recibir consejos.
Sea por la pérdida de un familiar o un problema laboral que esté atravesando, nunca es lo mismo. La comparación no sirve. No se trata de uno, sino del otro. No es bueno usar un momento difícil para mostrar cuánto uno ha sufrido o qué superado ha sido al salir adelante.
5 No ser repetitivos o extensos en el discurso
Ser repetitivos puede ser aburrido. Tendemos a hacerlo mucho especialmente en conversaciones de trabajo o con nuestros hijos: cuando tenemos una idea, la seguimos parafraseando una y otra vez sin sentido.
Hay que ser claros en lo que queremos transmitir. La gente no está interesada en los detalles que no aportan. La vida diaria no es como leer una novela. A la gente no le importa. Lo que le interesa es la persona, como és y lo que se tiene en común con ella.