Con la conciencia plena de la fuerza transformadora del Espíritu Santo iniciamos esta artículo con una breve oración.
Oración al Espíritu Santo para el Año Nuevo:
Ven, Espíritu Santo, fuente de toda sabiduría y luz. En este nuevo año 2024, te pedimos que guíes nuestros pasos y nuestros corazones. Ilumina nuestras mentes para discernir con claridad Tu voluntad, fortalece nuestra voluntad para seguir con determinación el camino que nos señalas, y enciende en nuestros corazones la llama de Tu amor para que, en todo lo que hagamos, reflejemos la bondad y la compasión que nos enseñaste. Amén.
Tres propósitos de fe para el 2024:
Construyendo puentes de solidaridad: En un mundo marcado por la división y el aislamiento, proponemos el extraordinario desafío de construir puentes de solidaridad. Este propósito nos invita a salir de nuestra zona de confort y establecer conexiones genuinas con aquellos que son diferentes a nosotros. Ya sea ayudando a un vecino, participando en proyectos comunitarios o simplemente ofreciendo una palabra de aliento, cada acto de solidaridad fortalece los lazos que nos unen como familia humana. Este propósito es un llamado a mirar más allá de nosotros mismos y a encontrar a Cristo en el rostro del otro.
Una oración diaria por la paz: En un mundo que anhela la paz, cada uno de nosotros puede ser un faro de esperanza. Proponemos dedicar unos minutos cada día para orar por la paz en el mundo. Esta oración puede ser individual o en comunidad, en la tranquilidad de nuestro hogar o en la iglesia local. La oración es una poderosa herramienta que nos conecta con Dios y con los demás; es un acto de fe que trasciende fronteras y toca los corazones. Esta práctica no sólo nos acerca más a Dios, sino que también nos recuerda nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo en la construcción de un futuro más pacífico.
Compromiso con la creación: Este año, abracemos el llamado a ser guardianes de la creación de Dios. Este propósito implica tomar acciones concretas para cuidar nuestro medio ambiente, desde la reducción de residuos y la promoción de energías renovables hasta la participación en iniciativas locales de reforestación y conservación. Este compromiso no conoce de edades; niños, jóvenes y adultos pueden unirse en este esfuerzo colectivo. Al cuidar de la creación, no solo honramos el regalo que Dios nos ha dado, sino que también aseguramos un mundo más saludable y sostenible para las generaciones futuras.
Para finalizar:
Estos tres propósitos de fe para 2024 son más que metas; son invitaciones a vivir de manera más plena y consciente nuestra relación con Dios, con los demás y con el mundo que nos rodea. Son pasos concretos hacia una vida de servicio, oración y responsabilidad ambiental que reflejan el amor y la compasión que Jesucristo nos enseñó. Que el Espíritu Santo nos acompañe y nos fortalezca en este camino. ¡Feliz y bendecido 2024!