Si todos los meses te quedas indignado con los gastos de farmacia debido a los antigripales, suplementos y mutlivitamínicos es hora de revisar tus conceptos. Una investigación divulgada en 2018 quitó un viejo mito del universo científico que asociaba ejercicios de alto impacto, como maratones y carreras, a la caída del sistema inmunológico de los deportistas. 

Según el estudio publicado por la revista Frontiers in Immunology, los deportes de alto impacto pueden realmente aumentar la capacidad del cuerpo de combatir enfermedades, activando el sistema inmunológico del cuerpo.

Con el fin de esclarecer las investigaciones publicadas en la década de los 80, que afirmaban que las competencias y maratones comprometían el sistema inmunológico de los atletas, dejándolos más susceptibles a infecciones, el Dr. James Turner y el Dr. John Campbell, de la Universidad de Bath, en el Reino Unido, interpretaron algunos descubrimientos científicos de las últimas décadas.

Basados en los principios fundamentales de la inmunología y la fisiología del ejercicio, ellos consiguieron esclarecer equívocos y afirmaciones erradas que se han formado a lo largo de los años.

En el nuevo estudio, los profesores de la Bath explican que, cuando lo deportistas practican actividades de impacto como carreras, natación, ciclismo y tenis, la actividad hace que las células se alteren de dos maneras. Inicialmente, durante el ejercicio, la cantidad de células que componen el sistema inmunológico presentes en el torrente sanguíneo puede aumentar drásticamente hasta 10 veces, especialmente las células NK (Natural Killer – asesinas naturales) – aquellas que actúan en caso de infecciones.

Sin embargo, tras el ejercicio, el volumen de células del sistema inmunológico en el torrente sanguíneo disminuye sustancialmente – a veces cayendo a niveles más bajos que antes del ejercicio, y eso puede durar varias horas.En estudios anteriores, esa “caída” era interpretada como inmunosupresión. Pero Turner y Campbell encontraron evidencias que sugieren que esas células no fueron destruidas, sino que se desplazaron a otras partes del cuerpo donde, probablemente, había algún foco infeccioso, como los pulmones, por ejemplo.

Ellos llegaron a esa constatación por tres motivos:

1) Las evidencias mostraron que las células volvieron a los niveles normales en pocas horas, lo que es muy rápido para haber sido “remplazadas” por nuevas células.

2) Los estudios en humanos mostraron que esas células tienen la capacidad de dejar el torrente sanguíneo y viajar a otros lugares del cuerpo

3) Las pruebas en cobayas demostraron, a través del rastreo de las células del sistema inmunológico, que, tras el ejercicio, se acumularon en los pulmones y otros órganos del tipo en busca de infecciones.

La conclusión de los autores, por lo tanto, es que el bajo número de células del sistema inmunológico en el torrente sanguíneo en las horas después del ejercicio es una señal de que, preparadas para el ejercicio, esas células están trabajando intensamente en partes específicas del cuerpo.

“Está claro que los cambios que suceden en el sistema inmunológico, después de un ejercicio extenuaste, no dejan al cuerpo inmunodeprimido. En realidad, la evidencia ahora sugiere que el sistema inmunológico es reforzado tras la actividad física. Ahora sabemos, por ejemplo, que el ejercicio puede mejorar la respuesta inmunológica frente a un brote de gripe”, explica el Dr. John Campbell, del Departamento de Salud de la Universidad Bath.

El Dr. James Turner, co autor del estudio, añade: “Dado el importante papel que el ejercicio tiene para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes tipo II, los resultados de nuestro análisis subrayan que las personas no deben dejar de practicar ejercicios por miedo a que disminuya sus defensas. Está más que probado que los beneficios de los ejercicios, principalmente de los deportes que exigen mayor esfuerzo, superan cualquier efecto negativo que las personas puedan percibir”.