¿Alguna vez has hecho algo que no querías y no has sido capaz de expresar tu sentimiento o necesidad por miedo a la reacción del otro?

La asertividad va más allá del saber decir que no.

Es la capacidad de defender las propias necesidades e intereses sabiendo que están al mismo nivel de importancia que las del otro. Dicho de otra forma: amar a los demás como a uno mismo, no más que a uno mismo. La asertividad también ayuda a respetar la libertad del otro, y a poner en verdad la relación con él.

Cuando una persona no decide ni se expresa con libertad, no se está respetando a sí misma. Decir “no” supone, en muchas ocasiones, darse valor y respetarse.

Ocurre con frecuencia que la persona asume responsabilidades que no debería ya que se siente incapaz de enfrentarse a la posible reacción del otro (rechazo, exigencia, humillación…) y así, cree evitar el conflicto y sentir culpa. 

Sin embargo, pensar que no decir las cosas evitará un posible daño es intentar controlar algo que no está en nuestra mano, pues la reacción de la otra persona es responsabilidad suya. Permitir todo al que tienes delante no le ayuda a crecer, ni te hace a ti más libre. 

Señales que te muestran que no estás siendo asertivo en tus relaciones

  • Nunca le has expresado tus necesidades. 
  • Sientes que las necesidades del otro son más importantes que las tuyas. 
  • No hay claridad en la conversación, tiendes a dar muchas vueltas. 
  • Sientes mucha culpabilidad y rabia. 
  • Reprimes lo que piensas y posteriormente fantaseas con lo que le habrías dicho. 

4 tips que te ayudarán a ser más asertivo

1. Darte la importancia que tienes. El otro te va a querer y a valorar en la medida en que te valores y respetes a ti mismo. 

Si tienes miedo a perder la relación con esa persona y por eso crees que tienes que negar lo que sientes o necesitas, estás confundido, conseguirás una relación insana, que probablemente no dure y te harás mucho daño. 

Deben ser relaciones de iguales, donde los dos ganéis y estéis bien. 

2. Darte permiso. Cuando haces algo más de una vez, se convierte en una obligación para el otro. Que lo espere no significa que tengas que hacerlo, cambiar el chip de ““le voy a defraudar” te ayudará. 

Atrévete a decir que no un día, “esta vez no, yo también tengo otras cosas que hacer…”

3. Ser firme en tus decisiones. Utiliza frases como “no va a ser posible…”, es una manera de empatizar sin decir un no directo. Si la persona insiste, le puedes dar alguna alternativa, si se te ocurre, y después vuelves a tu “no”. 

4. Negociar. Una vez digas lo que quieres y necesitas, deja que el otro se exprese también y después, empieza a negociar para llegar a un acuerdo común. 

La sensación de liberación que tienen las personas cuando manifiestan lo que necesitan y ven que no pasa nada por hacerlo merece la pena.