“Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”.
—Juan 3,5

Tripe ignorancia

Las objeciones contra el Bautismo de los niños proceden de una triple ignorancia: Ignorancia de los bienes del Bautismo, de la Palabra de Dios, de la práctica de la Iglesia.

Gracia inestimable

  • El Bautismo nos hace hijos de Dios. Gálatas 4, 5-7
  • El Bautismo es la fuente de la vida Nueva en Cristo. Catecismo de la Iglesia Católica, 1253
  • El Bautismo nos lava el pecado. Hechos 2, 38
  • El Bautismo nos incorpora a Cristo, Romanos 8, 29, Catecismo de la Iglesia Católica, 1272 y a la comunidad de salvación, Catecismo de la Iglesia Católica, #1273
  • El Bautismo nos imprime el “sello del Señor” con que el Espíritu Santo nos ha marcado para el día de la redención. Efesios 4, 30

Los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo.

¿Qué dice la Biblia?

Jesucristo lo dijo claramente a Nicodemo: “Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” Juan 3, 5. Jesucristo no excluye a nadie, todos necesitan del Bautismo. “Lo nacido de la carne, es carne, lo nacido del Espíritu, es espíritu”. Si un niño no está bautizado no es nacido del Espíritu.

Lo que enseña el antiguo testamento

Los niños en la Antigua Alianza no esperaban a ser adultos para incorporarse al pueblo de Dios, sino que eran circuncidados al octavo día. Lee: Hechos 7, 8. El Bautismo sustituye a la circuncisión, por eso los primeros cristianos bautizaban a los niños.

La práctica de la Iglesia

  1. En un inicio, la mayoría de los bautizados eran adultos. No era posible de otra manera porque era una Iglesia de convertidos, en continuo crecimiento.
  2. Pero ya desde entonces era costumbre bautizar “casas” enteras: 1 Corintios 1, 16; Hechos 16, 15-33. Los miembros de la casa incluían a las mujeres, a los niños y a los esclavos aunque no se mencione.
  3. El Bautismo era comparado con el Arca de Noé, donde se salvaba la familia entera: Padres e hijos. 1 Pedro 3, 20–21. La salvación era para toda la familia.
  4. San Policarpo, que murió en 155 d.C., en el momento de su martirio, cuando se le pide abjurar de su fe en Cristo, atestigua: “Hace ochenta seis años que le sirvo”, difícilmente podría haber dicho eso si no hubiese sido bautizado desde niño.
  5. El invento de no bautizar a los niños es de los “Anabaptistas” que afirmaban, con Lutero, la necesidad de fe adulta.

Primera objeción.
La fe es necesaria para el Bau tismo, los niños no pueden hacer un acto de fe, por tanto no pueden ser bautizados.

La Iglesia está de acuerdo: “El Bautismo es el sacramento de la fe”. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1253). “El que creyere y se bautizare se salvará” (Marcos 16,16) Por eso “…el Bautismo jamás se ha administrado sin fe: para los niños se trata de la fe de la Iglesia”. (Instrucción sobre el Bautismo de los Niños, 18). La fe siempre es necesaria, pero en el caso de los niños basta la fe vicaria. El niño es heredero de la fe de sus padres.

Entrar al cine sin boleto es un fraude, pero si otro paga mi boleto, tengo tanto derecho a entrar como si yo lo hubiera pagado.

Cristo siempre exigió la fe para sanar a los enfermos, pero en el caso de los niños bastaba la fe de su padre o su madre, como es el caso de la hija de Jairo, Marcos 5, 36 y de la hija de la siro fenicia, Mateo 15, 28.

Nadie se puede dar la fe a sí mismo. El niño recibe la vida de sus padres, y la fe de la Iglesia. Es una fe inicial, en semilla, que después debe crecer y volverse adulta, sin embargo basta para recibir el Bautismo. De esta forma los niños reciben la fe y con ella la vida eterna como un don gratuito de Dios a través de la iglesia. Lee Catecismo de la Iglesia Católica, 169.

El Bautismo de los niños pone de manifiesto la gratuidad de la salvación. Y el hecho de que la fe no es algo que nos cocinamos solos sino que se vive en comunidad, con la familia y con la Iglesia.

Dejad que los niños vengan a mí

La Sra. Edith era una convencida Bautista, pero sucedió que uno de sus hijos nació con Síndrome de Down. El pastor se negó a bautizarlo porque el niño “no podía hacer un acto de fe”. Para la Sra. Edith las palabras de Cristo eran claras: “Quien no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”. ¿Por qué su hijo iba a estar excluido del Reino de Dios? Decidió llevar a su hijo a una Iglesia donde lo bautizaran y así se convirtió el niño en hijo de Dios y ella a la fe católica.

Segunda objeción.
Los niños no necesitan Bautismo porque ellos son inocentes y no tienen pecado.

El que no distingue, confunde. Los niños no tienen pecados personales, pero sí tienen el pecado original.

San Pablo opone a la universalidad del pecado, la universalidad de la salvación en Cristo: “Por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, pues todos pecaron…” Romanos 5, 12. Si todos sufren la derrota del pecado, entonces, todos necesitan el baño que nos lava del pecado: el bautizo.

Todos somos pecadores

El Rey David dice en el Salmo 50: “Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre…”. Si el bebé, desde el seno de su madre, nace con culpa y es un pecador, quiere decir que también necesita el “Bautismo para el perdón de los pecados”. Lee Hechos 2, 37. Estudia el Catecismo de la Iglesia Católica, 1250 y 405.

Todos somos ciegos

La historia del ciego de nacimiento (Juan 9) es muy aleccionadora. El ciego representa al cristiano, porque todos nacemos ciegos a la fe y, por tanto, todos necesitamos lavarnos en la Piscina del Enviado, es decir, el Bautismo de Cristo. Si los gatitos a los ocho días abren los ojos ¿porqué los niños deben esperar a ser adultos para abrirlos?

Tercera objeción.
No es bueno imponer a los niños una fe que ellos no han escogido.

La fe ni es “escogida”, ni es “impuesta” sino que es don y gracia de Dios. Si el Bautismo confiere a los hijos el bien sublime de la gracia divina, sólo unos padres ignorantes o incrédulos podrán negar a sus hijos este don. Pero además, ¿quién eres tú para negar a Jesucristo el derecho legítimo sobre aquel por quien Él murió y resucitó? Por eso la responsabilidad de los padres que niegan el bautismo a sus hijos es muy grave.

Cuarta objeción.
Jesucristo se bautizó de grande y se bautizó en el río. Jesucristo también ayunó 40 días y 40 noches y murió en una cruz, pero en eso 

no lo imitas, ¿verdad? Pero sobre todo, esta objeción revela una gran ignorancia de la Palabra de Dios. Porque Cristo recibió el bautismo de Juan, que era un bautismo de penitencia, nosotros en cambio, recibimos el bautismo de Cristo, en fuego y Espíritu. Por eso somos “cristianos” y no “bautistas”. Y por eso los católicos bautizamos no como el Bautista lo hacía, sino como Cristo manda: “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Lee: Mateo 28, 19.

Quinta objeción.
¿Y qué hay de los niños que mueren sin Bautismo? “La Iglesia los confía a la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven” (1 Timoteo 2, 4) y a la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: “Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidáis” (Marcos 10, 14). Esto nos permite confiar en que hay un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños vengan a Cristo por el don del Bautismo. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1261).

La Iglesia enseña

La advertencia de Cristo en el Evangelio: “Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos” (Juan 3, 5) debe entenderse como la invitación de un amor universal e infinito; un llamado a sus hijos, deseando para ellos el mayor bien. Este llamamiento irrevocable y urgente no puede dejar al hombre en una actitud indiferente o neutral, ya que su aceptación es para él la condición del cumplimiento de su destino. Instrucción sobre el Bautismo de los niños, 10.

La fe, no sólo es un acto personal, sino también una virtud sobrenatural. Los niños no son capaces de un acto personal de fe, pero sí pueden tener la fe como virtud sobrenatural. De la misma manera que “el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”, es decir, por gracia y no por nuestro propio esfuerzo, así también el Espíritu Santo da la fe a los que reciben el Bautismo. La doctrina de la fe, Franco Amerio, página 445.

Oración

Concédenos, Señor,  Dios nuestro,
creer profundamente que por la muerte de tu Hijo padecida en el Calvario
y anunciada en cada Eucaristía,
tú nos has dado la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


Tomado del Libro Año de la fe
Padre Juan Rivas, L.C.