Vivimos en una sociedad que en general es apresurada. Los días pasan de actividad en actividad, de estímulo en estímulo, de cliente en cliente. Y qué decir de la computadora y el celular; me pasa seguido que estoy concentrada en algún trabajo en la laptop y de repente me acuerdo que tenía un dato importante que mandar por el WhatsApp. Entonces me pongo a revisarlo y veo que tengo varias notificaciones de Facebook y se me van bastantes minutos “tonteando”. Cuando me doy cuenta ya pasaron 15 ó 20 minutos y no chequé el dato que tenía que mandar en el correo. ¿Te ha pasado?

Bueno esto es sólo para ejemplificar que vivimos en este ajetreo, en lo exterior en lo inmediato. Cuando este ajetreo nos agobia podemos decir que estamos estresados, lo cual se nota cuando somos agresivos y estamos siempre a las carreras. Este estilo de vida tan lleno de estímulos exteriores nos lleva a “no construir” o destruir lo que hay adentro.

Es muy común que nos parezca raro “tener tiempo libre” o no tener pendientes, mails que mandar, mensajes que contestar, películas que ver… y muchas veces estos momentos de soledad, de silencio, de vacío, nos pueden provocar ansiedad.

…Una estimulación violenta y compleja de los sentidos… nos hace progresivamente menos sensibles y así necesitamos de un sobre-estimulación aún más violenta. Anhelamos la distracción, un panorama de sonidos, emociones y excitaciones en que debe de amontonarse la mayor cantidad de cosas posible, en el tiempo más breve…

No es que hable de “algunas personas raras a las que les pasa eso” todos en alguna medida sufrimos las consecuencias de nuestra sociedad, rápida y sobre estimulada. Todo lo que estoy diciendo no se opone de ninguna manera a la productividad, se puede ser productivo y además disfrutar de los momentos de “tiempo libre” para estar “a solas” con uno mismo. A solas, me refiero sin música, sin series, sin libro, sólo conmigo.

No es éste un modelo de pereza, ni de falta de productividad; es un modelo de funcionamiento interior, que podemos identificar como: de serenidad en medio de la agitación.

Este tema de la meditación, la respiración, el camino hacia la calma interior, ha llamado de manera fuerte mi atención desde adolescente, esto me llevó a buscar respuestas en la espiritualidad, es algo que anhelo, es una de mis metas y me parece que es una meta importantísima ya que me he dado cuenta que “el estar tan llena de mí misma” y tan a prisa, es lo que me ha llevado muchas veces a la enfermedad, a la ansiedad y a la depresión.

En este momento me encuentro en un proceso de esta búsqueda de manera más tenaz, porque antes intentaba hacer meditación, pero no era constante, debe de ser un ejercicio de todos los días, así como cuando queremos que la dieta funcione ésta debe ser diario, o el ejercicio. No es que yo esté diciendo nada nuevo, lo sabemos pero muchas veces a pesar de que está el conocimiento, no está el hábito.

Una vez escuché que la mayoría de las personas tenemos el conocimiento necesario para lograr lo que para nosotros significa el éxito, tenemos los saberes, pero los haceres no están tan integrados en nuestras actividades diarias, es por eso que muchas veces fracasamos al ir en pos de nuestras metas. Ya lo sabes y ya lo sabías: el secreto del éxito en cualquier meta está en los hábitos.

Bueno pues al comentarte que me encuentro en esta búsqueda tenaz, estoy hablando de un esfuerzo diario, en el que le dedico tiempo a este arte que es el de estar en silencio. Ha sido un gran reto ya que me he dado cuenta que tengo una afectividad lastimada, como muchos de nosotros, no es que me sienta única, pero en el silencio, estas heridas salen como recuerdos o como colores que pintan nuestro estado de ánimo, lo que he leído que hay que hacer con estas emociones es simplemente dejarlas pasar, se escribe tan fácil…

Este trabajo de respiración y de “estar conmigo” lo he combinado con algunas técnicas de liberación emocional y ha sido un proceso lleno de aprendizajes, después dedicaré un momento a contarte sobre esto que tiene mucho que ver con las emociones por ahora solo quisiera motivarte a encontrar, de vez en cuando, y después diario, un momento, 15, 20, 30 minutos en los que hagas esta práctica y te atrevas a ir a una dimensión más profunda de ti mismo que es la espiritual y que nos conecta con el creador, es por eso que es una práctica que sana. Esta disciplina ayuda a muchas cosas como la calma, la concentración y la claridad mental entre otras.

Si realizas esta práctica de forma sistemática y consciente será más eficaz que cualquier antidepresivo o calmante.

Solo con respirar profundamente varios minutos al día, aumentará notablemente la sensación de bienestar.

Es de esta manera, con la respiración, estar a solas y la meditación, que nos vamos vaciando de nosotros mismos, de nuestros miedos, emociones negativas atrasadas, recuerdos dolorosos, traumas… y así estar preparados para todo lo bueno que la vida nos quiere dar. Pero si la vasija está llena, pues nada nuevo por bello que sea puede entrar, es por eso que hay que buscar ese vacío, pero no el vacío del sin sentido, el vacío de estar abierto a lo mejor que la vida tiene para nosotros.

Una persona que no esté en contacto con su cuerpo tampoco puede estar en contacto con su espíritu, ya que es un reino más profundo. Si no estás en contacto con tus límites externos, no puedes estar en contacto con tus centros externos.

Emilia Naranjo, Regnum Christi 2017


CABALLERO NICOLÁS, Evangeliza Tu Cuerpo. Editorial Perpetuo Socorro. Madrid España, 20012, 194 

OSHO, Meditación, el arte del éxtasis. Editorial Mutar 1992, 75