“También nosotros podemos ser ese corazón de Dios que está atento a las necesidades de los pobres y que trata de hacer algo por ellos”, afirmó a ACI Prensa Mons. Alejandro Díaz García del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Con ocasión de la II Jornada Mundial de los Pobres que celebrará la Iglesia el 18 de noviembre de 2018, se instaló un puesto de salud en la Plaza de San Pedro con el fin de “recordar a la Iglesia el favorecer a los más necesitados y también de dejarnos evangelizar por los más pobres”, destacó Mons. Díaz García.
Además, el oficial del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización recordó que esta iniciativa forma parte del “deseo del Santo Padre, después del Jubileo de la Misericordia, de prolongar muchas de las iniciativas que se vivieron durante ese año, particularmente toda la atención a los más necesitados”.
En esta línea, explicó que en Roma “es una alegría y sabemos cuánto las personas necesitadas están en el corazón del Santo Padre. Entonces para nosotros es una alegría que aquí, en el mismo corazón de la Iglesia Católica donde está el Papa, se realicen estas iniciativas de misericordia”.
Mons. Alejandro recalcó que este “es un pequeño signo que se está replicando en muchas otras partes. La Jornada Mundial de los Pobres se está viviendo aquí en Roma pero también en muchas otras diócesis con tantísimas iniciativas y eso es lo que ha querido el Santo Padre, que en la Iglesia entera se viva esta jornada especial”. Añadió que con estos gestos el Papa Francisco “quiere enseñar a la Iglesia cuál es el corazón del Evangelio”.
Asimismo, Mons. Díaz García explicó en declaraciones a ACI Prensa que el domingo 18 de noviembre de 2018, el Santo Padre celebró la Eucaristía “porque quiere que también sea una jornada de oración, de agradecimiento a Dios”. Luego el Papa participará en el almuerzo en el Aula Pablo VI con personas necesitadas. Pero “en toda Roma también muchos comedores se van a disponer para seguir esta iniciativa”, afirmó.
El lema que el Papa ha escogido para este año es una frase del salmo 34 “el pobre gritó y el Señor lo escuchó”.
“Yo pienso que es la invitación para todos nosotros, es decir, no hacernos de los oídos sordos ante las personas que sufren, ante las necesidades de las personas que necesitan no solo asistencia material sino cariño, ser escuchados, también nosotros podemos ser ese corazón de Dios que está atento a las necesidades de los pobres y que trata de hacer algo por ellos”, señaló.