Para devolver el sentido al trabajo y a la gestión de las personas, los consejos de Aristóteles, el filósofo inventor del concepto de “animal político”, son un tesoro inestimable. El filósofo fue el primero en mostrar con tanta claridad la diferencia entre producir y actuar.
Una investigación sobre las raíces morales de la crisis económica condujo al asesor y filósofo Bernard Girar sobre los pasos del gran Aristóteles. En él descubrió a un maestro con quien podía repensar la empresa, la gestión y el trabajo de manera original, “despegándose de las tesis, con más frecuencia prestadas de la economía, que dominan hoy el campo de las ciencias de la gestión”. De su libro Aristote : leçons pour (re)donner du sens à l’entreprise et au travail (Aristóteles: lecciones para (volver a) dar sentido a la empresa y al trabajo; ed. Maxima), hemos extraído diez consejos para los directores de empresa de nuestra generación:
1.er consejo: amistad
¿Quieres aumentar el rendimiento de tu personal? ¡Crea primero un equipo donde reine la concordia y la amistad! Decía Aristóteles: “Cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de la justicia”. Es decir, no se pierde tiempo en establecer y controlar estrictas normas para la gestión activa de la convivencia, como se diría hoy en día.
2.º consejo: finalidad
¿Quieres dar o devolver energía a un equipo? Da preferencia al fondo más que a la forma, a los objetivos más que a la estructura. Cuando damos perspectiva a los trabajadores, cuando les presentamos una visión sencilla en la cual se reconozcan, ellos mismos se movilizan voluntariamente. Fue Aristóteles quien inventó la causa “final” o, dicho de otra forma, el objetivo que condiciona todos los elementos de un proyecto.
3.º consejo: justicia
¿Quieres salir de un ambiente de desconfianza? Aplica salarios justos en todos los niveles de la empresa. Aristóteles llama “distributiva” a este tipo de justicia. Nada desmotiva y desmoviliza más que unas remuneraciones exorbitantes para solo una pequeña franja directiva, en detrimento de las demás. Es una contradicción para la ejemplaridad de un jefe. Hemos olvidado que se trata simplemente de una exigencia de justicia elemental.
4.º consejo: formación
¿Quieres formar a los líderes del mañana? Tienes que saber que la selección de los “altos potenciales” vale menos que la formación que ofrecemos a los trabajadores. Más allá de las competencias que adquieren, es necesario adquirir buenas actitudes, ampliar la perspectiva y mejorar las relaciones con los demás, en resumen, integrar buenos hábitos, es decir, buenas prácticas para saber adaptarse a su entorno.
5.º consejo: confianza
Recordemos que, según Aristóteles, el ser humano es un “animal político”, es decir, que es por naturaleza sociable. “El hombre solo es un dios o una bestia”, decía el filósofo. Aristóteles ve una solución de continuidad entre el amor propio y el altruismo. Si amas al prójimo es que te amas a ti mismo, y viceversa. En la actualidad, enfatizamos la importancia de la autoestima en la confianza que tenemos en nosotros mismos y en los demás. ¡Aristóteles fue el primero en decirlo!
6.º consejo: virtud
La capacidad de administrar no es solo una competencia, sino también una virtud. Es difícil traducir la palabra griega areté, virtud, sin aludir a la idea de excelencia. La cuestión está en que el saber hacer no puede reemplazar al saber estar, que la técnica no puede suplantar la actitud. Un buen director o directora lo tiene integrado: el buen comportamiento le sale de forma tan natural que ni siquiera tiene que pensar en ello. La gestión comienza por el sentido común, seguido de la experiencia que permite progresar en situaciones difíciles en las que el sentido común no basta. Y se despliega en la virtud, es decir, en una cultura de gestión integrada en la vida del directivo como una segunda naturaleza. Esa es la virtud de la que habla Aristóteles.
7.º consejo: valentía
La valentía es un equilibrio entre la temeridad y la cobardía. Entre la cólera y el miedo está la acción valiente, dominada y efectiva. Fácil de decir, difícil de hacer. La idea del equilibrio justo, sin embargo, facilita la acción valiente porque la desdramatiza al favorecer una energía medida y no excesiva.
8.º consejo: ética
No hay que descuidar la ética en pos de la eficiencia. Aristóteles es el primero en mostrar con meridiana claridad la diferencia entre producir y actuar, entre la transformación de una materia exterior y la transformación personal. Sin embargo, el mundo del trabajo es precisamente un universo donde las dos dimensiones están íntimamente ligadas: resultados y personas. No hay que administrar a las personas como si fueran cosas y solamente se obtienen resultados duraderos si a las personas se les reconoce su valor humano.
9.º consejo: bien común
La motivación económica no lo es todo. Contrariamente a lo que se suele pensar, “la avidez por una ganancia sin límites en nada implica al capitalismo, y mucho menos a su ‘espíritu’” (Weber). Aristóteles compartía esta observación. La sola búsqueda del beneficio (bautizada técnicamente como “crematística” por Aristóteles) es habitual, pero el hombre sereno sabe moderar sus deseos confiando siempre su acción al bien común y al reparto justo de los resultados.
10.º consejo: prudencia
Un buen jefe no es un líder heroico ni un fanfarrón, sino una persona prudente. Sabe evaluar y considerar las circunstancias, adaptar su comportamiento, tomar una decisión compartida o en solitario cuando es necesario, ve cómo su acción está vinculada con los objetivos globales, no es solo capaz y diestro, sino que también sabe respetar a los demás. Es una persona digna de confianza.
“Los manuales de gestión rara vez mencionan a Aristóteles —escribe Bernard Girard—, pero eso es un gran error. Este filósofo es uno de los ancestros más lejanos, quizás incluso el fundador, de esta disciplina que él anticipó de manera muy precisa en el capítulo 5 de su cuarto libro en su tratado La Política”. Compartimos esta visión.