La Biblia se puede considerar como libro religioso, pero también se puede considerar como mera obra literaria; pero también es necesario considerar que dentro de la literatura hay multitud de «géneros literarios». Es como cuando vamos al cine y nos preguntan por el tipo de película que hemos visto: de guerra, de misterio, de te rror, etc. (¿Quién se imagina estar viendo una película de terror y que alguien pregunte cuándo se van a besar el chico y la chica?).
Por lo tanto, también necesitaremos saber qué géneros literarios hay en la Biblia (del mismo modo que necesitamos saber qué tipo de película vamosa ver) para luego poder hacerle al texto las preguntas adecuadas y no otras.
En la Biblia podemos encontrar diversidad de géneros literarios, ya que en realidad se trata de una biblioteca (colección de libros), y como tal contiene variedad de ellos; incluso, dentro de algunos nos encontramos con múltiples géneros literarios distintos.
De modo superficial podemos hablar de varios tipos de relatos:
- En la Biblia aparecen «sagas», es decir, aquéllos relatos que nos narran las peripecias de una familia (fuera de la Biblia hay relatos de este tipo en Escandinavia, que precisamente sirvieron como modelos de estudio para las sasgas bíblicas). Las podemos encontrar en los ciclos patriarcales, es decir, en aquéllos relatos donde se nos narran las aventuras y el desarrollo de la familia de Abrahán, Isaac o Jacob.
- También nos podemos encontrar con una «etiología» (ver Gn 28,11-22).(Por etiología se entiende aquel relato que pretende dar razón del origen de un nombre, una costumbre, etc). Cuando el médico pregunta por la etiología de la fiebre, por lo que está preguntando es por el origen o la causa de esa fiebre. Pues en la Biblia nos encontramos con relatos de este tipo que pretenden ofrecer el origen de una cosa. En el texto de Gn 28, por ejemplo, se pretende poner en claro el origen del nombre del santuario que había en Betel; en el v. 17 cuando Jacob despierta del sueño afirma: «Qué terrible es este lugar: es nada menos que la Casa de Dios y la puerta del cielo». Pues bien, en hebreo «Casa de Dios, se dice Bet-El, o sea, Betel.
- En el texto bíblico podemos hallar «fábulas». (Por fábula podemos entender aquél relato donde los personajes que intervienen suelen ser animales o vegetales que pretende transmitirnos una enseñanza moral, la «moraleja»). Ejemplos extrabíblicos los tenemos desde antiguo con las fábulas de Esopo, hasta tiempos más recientes con las fábulas de Samaniego o Iriarte. ¿Quién no se acuerda de la fábula de la zorra y las uvas verdes?, ¿o aquélla que empezaba diciendo: «A un panal de rica miel…»? Pues bien, fábulas las encontramos en Ju 9,6-15, donde una serie de árboles quieren elegirse un rey; se trata de una fábula antimonárquica.
- Otro de los géneros literarios con el que nos podemos encontrar es con el «refrán». Refranes o sentencias las hay en todas las culturas. También en la cultura semita y, por lo tanto, algunos de estos han pasado a la Biblia. Encontramos uno en Jr 31,29: «Los padres comieron las uvas verdes, y los hijos tuvieron la dentera». Sería equivalente a nuestro «pagaron justos por pecadores», es decir, las culpas por los delitos son pagadas no por los que los cometieron, sino por otros. Otro refrán que se puede citar es el que está en 1 Sam 19,24: «Hasta Saúl está con los profetas» (también aparece en 1 Sam 10,12). A éste, como resulta evidente, es más difícil encontrarle la equivalencia o entenderlo. Habitualmente se interpreta de dos maneras: como que se mete con la vida de los primeros grupos proféti cos o como que la profecía no es hereditaria y, por tanto, hasta Saúl puede andar entre los profetas.
- Podemos encontrar «himnos», (los podríamos definir como cantos que celebran la gloria de Dios). Suelen tener una estructura común que consiste en la exhortación al comienzo para alabar a Dios, los motivos para la alabanza y una nueva exhortación final a la alabanza. Sería interesante leer Ex 15,1-18, donde está el himno o canto de Moisés por el paso del Mar Rojo a la salida de Egipto. El lugar propio del himno es la liturgia, es decir, se trata de piezas que tienen su origen y su lugar propio en el culto.
- El himno vendría a ser un subgénero dentro del gran género poético, porque en la Biblia también hay «poesías», y muchas. Numerosos escritos proféticos y sapienciales tienen forma poética. En la Biblia existe el género literario poético, cuyo exponente principal es esa colección de 150 poesías que llamamos Salterio. También podemos encontrar poesías sueltas en otros libros de la Biblia: ver por ejemplo 1 Sam 2,1-10, que es el canto de Ana, la madre de Samuel, donde posteriormente se inspirará el Magníficat de Lc 1,46-55 (comparar los dos textos).
- El «credo» es otro de los géneros literarios que podemos encontrar. A alguien le puede parecer extraño que califiquemos de género literario al credo o a los credos, y sin embargo hay que mantenerlo así. La diferencia con los otros géneros que hemos visto es que esos otros géneros podríamos encontrarlos también en la literatura «profana», (entendiendo por profano lo opuesto a lo sagrado, y a la Biblia como literatura «sagrada»).
A pesar de haber dicho que no encontramos paralelos «profanos» de credos, sí es verdad que ha aparecido algo que podríamos calificar como la versión laica de los credos religiosos: las «declaraciones». Nos referimos a esas declaraciones que realizan los Organismos y que pretenden exponer, en forma de breves enunciados, las creencias o las convicciones: declaración universal de los derechos humanos, declaración de los derechos del niño, etc.
- Aparecen las colecciones de leyes al estilo del Decálogo (diez mandamientos), o sea «diez palabras». Esto es ejemplo de un género literario que aún no hemos visto: «la ley». (Se trata de esas normas que ordenan nuestra vida). Nosotros, modernamente, estamos acostumbrados a toparnos con la ley o las leyes en libros separados, que tratan exclusivamente de ello. Si tomamos la Constitución Española o el Código de Derecho Civil, allí no vamos a encontrar leyendas, historias de familia, refanes, y menos aún poesías; allí encontrarmos solamente leyes. En la Biblia no es así, no hay libros dedicados a las leyes y otros a otros géneros (tenemos que afirmar que es común una mezcla de géneros), aunque haya algunos libros que mayoritariamente sean leyes como, por ejemplo, el Levítico.
Esto es así porque, dado que la Biblia es un cuerpo de literatura, que ha tenido ese proceso tan largo y probablemente complicado de composición, no podemos pensar que los géneros los vamos a tener todos a la vista y completamente deslindados unos de otros, sino que nos los vamos a encontrar mezclados
Es posible que, por todo lo que llevamos dicho, alguien pueda preguntarse si en la Biblia hay «algo de historia» en el sentido que entendemos todos: como narración que nos cuenta los hechos tal como sucedieron. Dicho de otra forma, si hay algo que no sea «inventado», porque ciertamente, gran parte de los géneros literarios que hemos comentado poco tienen que ver con la historia. No hay por qué preocuparse. En la Biblia también tenemos reflejados datos históricos; es decir, se nos transmiten una serie de datos que pueden ser encontrados según los métodos de la historiografía moderna. Para esto pueden ser muy útiles una serie de ciencias auxiliares como la arqueología, la paleografía, la numismática, etc. Algunos ejemplos:
En 2 Re 18,13ss podemos leer: «El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asirio, atacó todas las plazas fuertes de Judá y las conquistó. Entonces Ezequías mandó a Laquis este mensaje para el rey de Asiria…». Según este texto, en el año 701 (catorce del reinado de Ezequías)
Senaquerib ataca las principales ciudades de Judá, entre ellas Laquis, y la conquista. Pues bien, la arqueología ha encontrado señales de destrucción en los estratos del terreno que corresponden a esa época. Además, en el palacio real de Nínive, residencia de Senaquerib, se encontraron una serie de murales grabados en piedra con escenas de esa batalla. Por lo tanto, podemos concluir que la Biblia ciertamente nos transmite un acontecimiento que ocurrió así en la historia.
Intentando resumir de modo sistemático y siguiendo al profesor Ángel González Núñez, podríamos decir que los principales géneros literarios que se dan en la Biblia se pueden agrupar bajo los siguientes tipos:
A. HISTORIOGRAFÍA
Todo aquel relato que está contado en forma de historia, narrado. Es importante señalar cómo esta historia no necesariamente tiene por qué haber ocurrido en realidad, es decir, en el nivel histórico, sino que simplemente nos fijamos en «la forma», dejando el nivel de los hechos históricos como uno de los posibles niveles del texto y, sin duda, no como el más importante. Á este género corresponderían la saga, el relato etiológico, la leyenda, el cuento, la fábula, el mito, etc.
Podemos considerer “históricos” los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes; y también otro grupo de libros como Crónicas, Esdras y Nehemías. Pero hay que entender que cuando se habla del género “histórico” de estas obras literarias de la Biblia, no se debe entender dicha expresión en el sentido que se le da actualmente.
Lo que pretenden esos textos no es simplemente relatar las cosas que sucedieron en otra época. Las exposiciones históricas más importantes de la Biblia tienen otra finalidad. Son escritos aleccionadores y programáticos, que muestran más bien lo que hay que hacer “ahora”. El pasado se narra para que pueda pensarse en los errores que hay que evitar y en las medidas que se deben adoptar: es una “historia profética”. Desde luego a través de esta gran obra histórica del Antiguo Testamento nos han llegado muchas noticias del pasado, pero el propósito del autor no era tanto narrar lo ocurrido sino más bien ofrecer un “programa” de gobierno y de reformas.
De todas maneras, la Biblia contiene y es una “historia sagrada” en el sentido más profundo de la palabra: es la “Historia de la Salvación”, la historia de la fidelidad de Dios más allá de las infidelidades de los hombres.
B. LEY
En este género caben todos aquellos textos de corte legal cuya misión es regular el comportamiento humano, la vida del hombre. Las leyes suelen estar formuladas de dos maneras: «apodíctica», es decir, la ley como mandato, bien sea en forma positiva («santificarás las fiestas») o negativa («no matarás»), y casuística o sea, en forma de caso («si en una de tus ciudades…»; «cuando un profeta hable en nombre del Señor…»).
C. PROFECIA
Nos basta ahora saber que es uno de los géneros literarios más característicos de la Biblia. En él se recoge gran parte de los oráculos proclamados por los profetas de viva voz. Los profetas que conocemos y a los que se les atribuyen sus libros (Isaías, Jeremías, Ámós…) no escribieron casi nada. Esa es una labor de sus discípulos.
D. LIRICA
Abarcaría todo lo poético, que como se ha dicho tiene una particular manera de ordenar el lenguaje y los recursos lingüísticos y artísticos. En la Biblia, tenemos tres libros claramente poéticos: Salmos, lamentaciones y Cantar de los Cantares, además de otras poesías desperdigadas.
E. SABIDURIA
Género literario cuya preocupación es la vida cotidiana (no la revelación del profeta o la manera de ver la historia del historiador). La reflexión y la experiencia serán sus instrumentos. Se encuadrarían aquí el refrán, la sentencia y el proverbio. Á algunos libros de la Biblia se les llama sapienciales, porque son aquéllos donde reside especialmente el género literario «sabiduría»: libro de los Proverbios, libro de la Sabiduría, Eclesiastés, etc.
Algunos autores incluyen aquí los relatos considerados ‘didácticos’ o ‘doctrinales’, entre los que se destacan los libros de Tobías, Judit y Ester. Estos tres libros pueden considerarse una especie de “novelas históricas”, cuya finalidad era levantar el ánimo de Israel en los momentos de desaliento y cuando el pueblo estaba más expuesto a dejarse arrastrar por el paganismo circundante.
En el Nuevo Testamento lo que más se asemeja a estos relatos doctrinales son las célebres “parábolas” que, junto con las fábulas, también se encuentran en el Antiguo Testamento, diseminadas en varios de sus Libros…
F. APOCALIPTICA
Literatura que surge de una situación de opresión y persecución. En realidad se llega a solapar con la profecía, pero no pueden equipararse. Este género se caracteriza por sus “revelaciones”, sobre todo acerca del porvenir, y en él abundan las visiones simbólicas, las alegorías enigmáticas, las imágenes sorprendentes y las especulaciones numéricas. Es de destacar su fabulosa puesta en escena (hay que imaginar los «bichos» que aparecen en el libro de Daniel, capítulo 7).
Su aparición se explica por las duras condiciones de vida del Judaísmo tardío, que despertaron un gran anhelo de tiempos mejores y de liberación nacional. El prototipo de este género literario en el Antiguo Testamento es el libro de Daniel, así como en el Nuevo Testamento lo es el célebre Apocalipsis.
G. CARTAS
Gran género literario que tiene más importancia en el N.T. (casi la mitad de él son cartas). En el Á.T. hay algunas cartas insertas en los libros historiográficos o proféticos (ver 2 Sam 11,14-15; 1 Re 21,8-10; Jr 29). En este género cabe distinguir entre lo que es una carta (misiva privada, familiar) y una epístola (un tratado de teología en forma de carta y dirigido fundamentalmente a una comunidad).
Otros géneros literarios de la Biblia son: el “proverbial” (Proverbios), el de los “poemas didácticos” (Sabiduría), el de los “diálogos sapienciales” (Job), el de las “súplicas individuales o colectivas” (Salmos), el de los “Himnos” Salmos.
Repitamos que en un mismo Libro se mezclan a veces diversos géneros literarios, y tengamos en cuenta que un mismo hecho puede ser narrado con diversos géneros literarios. Un ejemplo de esto es lo que sucede con el “Oráculo profético” de 2 Sam. 7. 4-17, que está en el origen de la esperanza mesiánica de Israel y tiene un hermoso paralelo poético en Sal. 89. 20-38.