Instrucción: Puede hacerse personal o comunitariamente con voz audible.
Nos vestimos con la armadura de Dios (Efesios 6,12)
(Con tus manos, colócate la armadura) Me pongo la armadura de Dios para estar vestido de Cristo.
(Pon tus manos sobre tu cabeza) Me pongo el casco de la salvación en la cabeza y llevo mi mente a la cautividad de nuestro Señor Jesucristo. Someto mi voluntad a la tuya y ruego porque tu voluntad perfecta se haga en mí.
(Pon tus manos sobre tus ojos) Me pongo el casco de la salvación sobre los ojos, para ver con los ojos de Jesús.
(Pon tus manos sobre tu nariz) Me pongo el casco de la salvación sobre la nariz, para participar de las fragancias de nuestro Señor Jesucristo y yo sea agradable a El.
(Pon tus manos sobre tus orejas) Me pongo el casco de la salvación sobre las orejas, para escuchar la voz del Señor y solamente obedecer su voz.
(Pon tus manos sobre tu boca) Me pongo el casco de la salvación sobre la boca, para que las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón sean agradables a ti, ¡Oh Señor! mi fuerza y mi Redentor.
(Pon tus manos sobre tu pecho) Me pongo la coraza de la rectitud sobre el corazón y te doy gracias por esta vestidura, porque yo no tengo ninguna que sea mía.
(Ajusta tus manos a tu cintura) Me pongo el cinturón de la verdad en la cintura para pararme con seguridad, fortalece a la persona en mi interior.
(Colócate las sandalias en tus pies) Me pongo las sandalias del Evangelio de la paz y me calzo los pies con la plenitud del Evangelio, para ir y proclamar la Buena Nueva del Señor Jesucristo.
(Empuña el escudo de la fe en tu mano izquierda) Sostengo el escudo de la fe con la mano izquierda, para desviar las flechas incendiarias del enemigo. Tú, oh Señor, eres mi fortaleza, mi baluarte y mi Redentor, a ti solamente acudo.
(Empuña la espada de la Palabra en tu mano derecha) Con la mano derecha empuño la espada del Espíritu, que es más aguda que cualquier espada de dos filos, penetrando y discerniendo las tenciones del corazón. Cubreme con tu Preciosa Sangre; crea en mí un corazón limpio y no permitas que caiga la maldad sobre mi.
(Haz un gesto con tus brazos, trazando una valla de fuego a tu alrededor) Erige un grueso escudo de fuego alrededor de mí y, no permitas que caiga sobre mí, ninguna maldad. Pongo a mi familia y a mis hermanos, mi comunidad y a mí mismo(a), bajo la Cruz de Jesús y la protección de su Sangre Preciosa.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Tomanda del libro: Oraciones para sanar y liberar el alma. Ministerio de Sanación San Pedro.