La oración permite poner en perspectiva muchas preocupaciones y caprichos. Lo coloca todo en su lugar, ¡incluso en el funcionamiento de una casa! La oración de una persona muy ocupada no tiene que ser larga, sino esencial.
Todo mi trabajo de hoy te lo ofrezco a ti, oh Dios mío,
para tu gloria y para la salvación del mundo.
Que no se pierda nada de mi día, Señor.
Ves mis preocupaciones, mis esfuerzos y mi cansancio que trataré de ocultar.
Te los doy hoy otra vez.
Pon alegría y amor en mi corazón,
especialmente durante las horas en que sentiré mucho cansancio,
para que los que vengan a nuestra casa se sientan un poco en Tu casa.
Por Bénédicte Drouin