La manera en que nos expresamos tiene un gran impacto sobre nuestro éxito personal y profesional

Las palabras son poderosas. Pueden animar a una persona o hundirla. Afectan a nuestra autoestima, nuestras relaciones y nuestro grado de éxito en la vida.

Las palabras que usamos son importantes, pero mucho de lo que decimos es, con frecuencia, por hábito: nos acostumbramos a usar de forma distraída términos y frases que en realidad entran en conflicto con nuestros valores y con quien queremos ser.

Ya que lo que decimos tiene tan gran impacto sobre nuestro éxito personal y profesional, haríamos bien en asear nuestro comportamiento verbal para asegurarnos de que las palabras que usamos nos estén ayudando a alcanzar nuestros objetivos. A continuación tienes tres palabras o frases que deberías pensarte dos veces antes de decirlas… y qué alternativa decir en su lugar.

“Intentar”

El maestro jedi Yoda lo dijo claramente en La guerra de las galaxias cuando le espetó a Skywalker: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.

Decir cosas del estilo de “Intentaré llamarte la semana que viene” o “Voy a intentar empezar hacer ejercicio de nuevo” es en realidad solo una forma de permanecer sin comprometerse. ¿Cuándo exactamente piensas llamar a esa persona? ¿Cuándo exactamente empezarás a hacer ejercicio otra vez?

Como dice el consultor de fitness Julian Hayes II en la web Inc.com, “intentar” es una palabra débil. Si quieres tener más éxito, deja de decir que lo “intentarás” y decide hacerlo o no hacerlo. Luego, deja que esa decisión quede reflejada en tus palabras.

“Quizás”

Un amigo al que no ves muy a menudo te llama y te pregunta si tu hija pequeña Susana querría unirse a la fiesta de cumpleaños de su hija Ana el fin de semana que viene. “Quizás”, le respondes, “¿te importa si te lo confirmo dentro de unos días?”.

Es cierto que tal vez no tengas tu calendario delante o que igual en tu casa os estáis contagiando todos un resfriado y no sabes si todo el mundo se habrá recuperado para entonces. Hay muchas razones por las que responder “quizás” a una petición. Sin embargo, la mayoría de las veces lo decimos porque queremos ser educados, porque no nos gusta decir “no”.

La educación tiene mucho valor, claro, pero “quizás” es otra palabra débil. Es evasiva y, en ocasiones, deshonesta. Decir “no”, si se expresa con amabilidad, transmite respeto hacia la otra persona y protege tu propio tiempo. No podemos hacerlo todo ni estar en todos los sitios. Decir “sí” o “no” con sinceridad transmite integridad y fortaleza. 

Además de decir “sí” o “no” siempre que sea posible, también puedes sustituir el “quizás” por algo más específico: “Déjame comprobar mi calendario y te lo confirmo más adelante”. “Es poco probable que podamos, pero lo comprobaré y te respondo el martes”.

“No tengo tiempo”

Que levante la mano quien haya dicho alguna vez “No me da tiempo” o “No tengo tiempo para…”. La mayoría lo decimos con frecuencia.

Sin embargo, no es realmente cierto que tú y yo no tengamos tiempo. Todo el mundo tiene la misma cantidad de tiempo al día, 24 horas, ni más ni menos. Y todos nosotros decidimos cómo queremos gastar esas horas, conforme a nuestras necesidades, deseos y responsabilidades. Está claro que tenemos que ganarnos la vida, cuidar de nuestras familias, comer y dormir. Pero lo cierto es que tendemos a encontrar tiempo para las cosas que son más importantes para nosotros.

No tenemos tiempo para alguna cosa porque no buscamos el tiempo para dedicárselo. La verdad de las verdades es que decir “no tengo tiempo” es descuidar la responsabilidad que tienes a la hora de decidir cómo empleas tu tiempo.

Cuando te percates de que vas a decir esta frase, detente y valora la diferencia entre tener tiempo y encontrar tiempo.  Y en vez de decir “No tengo tiempo”, plantéate decir “Ahora mismo dedico mi tiempo a otras prioridades” o “En este momento no puedo sacar tiempo para eso debido a otros compromisos”.