A principios de la década de 1990, a la edad de 19 años, la autora Ruma Bose trabajó como voluntaria en Calcuta con la Madre Teresa. Ahora, Bose y su coautor Lou Faust señalan ocho principios clave de liderazgo que la Madre Teresa practicó diligentemente a medida que creaba las Misioneras de la Caridad y las convertía en una organización mundial con ingresos de miles de millones de dólares. Los autores incluyen historias de sus experiencias empresariales y corporativas, conversaciones fáciles de seguir e incidentes de la vida de la Madre Teresa para demostrar cómo cada principio puede beneficiarlo personal y profesionalmente. Al reflexionar sobre la vida excepcional y la firme dedicación de la Madre Teresa, puede sentirse tentado a pensar que su gentil alma, su trabajo de beneficencia y sus nobles metas estaban inspirados por la fe y que, de alguna manera, resultan irrelevantes en el mundo moderno. Error. De hecho, “no es necesario ser santo” para beneficiarse de los principios esenciales de su liderazgo, que son útiles para gerentes de todos los niveles. Si bien algunos pueden pensar que este breve libro es un poco simplista, encontramos que su simplicidad misma es, en gran parte, lo que lo hace tan poderoso.

En este resumen usted aprenderá

  • Cómo usó la Madre Teresa ocho principios básicos de buen liderazgo para que las Misioneras de la Caridad fueran una organización mundial
  • Cómo utilizar esos principios para mejorar su vida personal y profesional, así como el éxito de su organización

Ideas fundamentales

  • La Madre Teresa creó una filantropía mundial bajo ocho principios de liderazgo:
  • Conjugar visión y acción es esencial. Viva conforme a los valores que predica.
  • Al tener que tomar decisiones éticas, sepa cuáles son sus estándares éticos y sus metas. Evalúe conscientemente cada decisión de acuerdo con ellos.
  • El éxito se basa en: “Preparación emocional, económica [y] operacional”.
  • Acepte sus dudas; de lo contrario, pueden paralizarlo de miedo.
  • Las personas funcionan al máximo cuando “practican el placer de la disciplina y la disciplina del placer”.
  • La comunicación efectiva requiere autenticidad, empatía y claridad de visión.
  • Logre que cada persona con quien se encuentre sienta como si él o ella fuera la persona más importante en el mundo para usted en ese momento.
  • Los buenos líderes usan el poder del silencio para hablar con su voz interior.
  • Jamás permita que estos ocho principios se conviertan en doctrina.

“Los principios de Teresa”

En 1928, una mujer albana de 18 años que luego se convirtió en la Madre Teresa decidió dedicarse al servicio religioso y se unió a las Hermanas de Loreto. El convento la envió como maestra a una escuela para niñas en Calcuta, India. Abandonó la orden en 1946, impulsada por un llamado a servir a la gente en la miseria y formó la Sociedad de las Misioneras de la Caridad en 1950. La orden religiosa creció y, de tener 13 hermanas, se convirtió en una organización mundial que opera en 134 países en cinco continentes con 4.000 empleados de tiempo completo, más de un millón de voluntarios, un gran reconocimiento de marca en todo el mundo y financiamiento de miles de millones de dólares, todo bajo el liderazgo de una mujer que nunca recibió capacitación empresarial. Este estudio de la obra de la Madre Teresa, su “empuje, determinación, fe y singular estilo de administración”, revela el poder de ocho sencillos principios de liderazgo:

“Casi 20 años más tarde, me doy cuenta de que [con la Madre Teresa] estaba en presencia no sólo de grandeza espiritual, sino de excelencia ejecutiva”.

“Todo lo que la Madre Teresa hizo en su vida surgió de definir su visión, conjugar y concentrar todos sus recursos y partidarios en pos de su meta”.

Principio 1: “Imagínelo sencillo, expréselo con fuerza”

Rodeada de inmensa miseria y enfermedad cuando era una joven monja en Calcuta, la Madre Teresa se dio cuenta de que su verdadera labor en la vida era atender y dedicarse a quienes “se han convertido en una carga para la sociedad y son rechazados por todos”. Con sólo 500 rupias cuando abandonó a las Hermanas de Loreto en 1946, convenció a otras 12 monjas de unírsele para fundar una pequeña escuela en uno de los barrios más pobres de la ciudad. En tres años empezaron a expandirse, primero con un hospicio para desahuciados y luego con un hogar para leprosos. En 1950, el Vaticano reconoció oficialmente a las Misioneras de la Caridad como una orden religiosa separada, cuya meta era servir a los pobres. En 10 años, la orden había abierto varios centros para desahuciados, orfanatos y hogares para leprosos en toda India. En 1965, el papa Pablo VI le concedió permiso a la Madre Teresa para expandirse a otros países. Al momento de su muerte en 1997, supervisaba 594 misiones con personal voluntario y buen financiamiento en más de 100 países. La organización que formó “para servir a los más pobres entre los pobres” es tan sólida hoy como lo era cuando vivía.

“Crear la orden de las Misioneras de la Caridad (fundarla, cuidarla y convertirla en una organización mundial con millones de trabajadores, decenas de millones de clientes y miles de millones de dólares de capital) se cataloga como uno de los mayores logros empresariales en la historia de la humanidad”.

“Como líder, usted es la voz de la visión”.

Este primer principio de liderazgo de la Madre Teresa surge de su sólida visión personal. Su labor fue personal antes que organizacional. A lo largo de la historia, los grandes líderes (ya sea en los negocios, la política, el trabajo humanitario o la milicia) hicieron la introspección necesaria para adquirir valiosos conocimientos sobre sí mismos, sus prioridades, sus valores esenciales y sus metas personales antes de llevar su visión a las organizaciones. En algunos casos, la claridad surgió por las intenciones; en otros, por las circunstancias. Pregúntese: “¿A qué me dedicaría con el estilo de la Madre Teresa?”. Mantenga la sencillez de su visión, lo que le da poder; pero “exprésela con fuerza” al demostrar constante y sistemáticamente pasión y convicción en sus palabras y acciones. Siempre actúe conforme a su visión. El liderazgo efectivo es poner el ejemplo, modelar la visión y dejar que ésta se extienda libre y exponencialmente por toda la organización.

“El liderazgo requiere comprender los riesgos y las recompensas de tomar decisiones”.

“Es esencial lograr un equilibrio entre la acción y la reflexión para mantener la concentración durante los altibajos emocionales del liderazgo”.

Principio 2: “Para llegar a los ángeles, trate con el demonio” 

La Madre Teresa se enfrentó en ocasiones con dilemas éticos cuando evaluaba si aceptar dinero, que tanto se necesitaba, de personas de dudosa reputación. Se le criticó mucho por supuestamente aceptar más de un millón de dólares de Charles Keating, ex director ejecutivo de Lincoln Savings & Loans (empresa que quebró) y por aceptar dinero de Jean-Claude Duvalier (“Baby Doc”), represivo ex dictador de Haití. Las Misioneras de la Caridad no divulgan información financiera, ya que están exentas de declarar ingresos según una disposición de la legislación hindú. La Madre Teresa se mantuvo firme en la determinación de recaudar el dinero necesario para ayudar a los indigentes, sus “ángeles”. A sabiendas de que el dinero podía hacer el bien, estaba dispuesta a recibir caridad “de los demonios para hacérsela llegar a los ángeles”. Este segundo principio de liderazgo de la Madre Teresa establece la necesidad de una base sólida que guíe las decisiones éticas. En su función de líder, inevitablemente afrontará dilemas morales. Primero, abórdelos al conocer sus metas, quiénes son sus ángeles y entender lo que se requiere para ayudarlos. Segundo, reflexione sobre los principios que subyacen a su ética personal. Y tercero, decida dónde fijar el límite.

“Los líderes necesitan saber dónde fijar sus límites [éticos]. A veces, uno tiene que transigir. Es necesario tener el valor de decidir cuándo es aceptable transigir y cuándo no”.

“Muchas de las decisiones de la Madre Teresa fueron criticadas. Su respuesta fue mantenerse firme en sus creencias y concentrarse en completar su labor”.

Principio 3: “¡Espere! Luego, elija el momento oportuno”

La Madre Teresa sabía en el fondo del corazón que estaba destinada a servir a los pobres, pero pasó casi 20 años de monja antes de percatarse de que era el momento adecuado para fundar las Misioneras de la Caridad. Su “momento eureka” se produjo cuando encontró una mujer moribunda en el camino. La llevó a un refugio, le ofreció una cama y una muerte digna y en paz. Este “simple acto de amor” la llevó a abrir el Hogar Kalighat para desahuciados. Encontró muchos obstáculos y una gran resistencia de la Iglesia católica (a nivel local y en Roma) cuando buscó autorización para crear una nueva orden religiosa. Su “visión clara, determinación implacable y compromiso inquebrantable” la llevaron a lograrlo. Este tercer principio de la Madre Teresa subraya la importancia de la paciencia y la persistencia. Independientemente del proyecto que persiga, el liderazgo exige que comprenda los riesgos y las recompensas de tomar decisiones. Para estar listo, necesita tres tipos de preparación:

“La duda no es necesariamente una crisis de fe”.

“Las dudas sin resolver pueden paralizarlo de miedo, pero usar la duda para cuestionarse puede fortalecer sus creencias y liberarlo de ese miedo”.

  • “Preparación emocional” – ¿Puede manejar las incesantes oleadas de altibajos emocionales que inevitablemente acompañan cualquier cambio delstatu quo?
  • “Preparación económica” – ¿Tiene los recursos monetarios (o sabe dónde y cómo acceder a ellos) que permitan a la organización avanzar con sus planes de acción?
  • “Preparación operacional” – ¿Puede cumplir la organización sus promesas a clientes, inversores y otros grupos de interés?

“El placer es el combustible que nos permite continuar a través del dolor del esfuerzo y la soledad de la duda”.

“Si se toma el tiempo para silenciar la mente con regularidad, su mente encontrará las respuestas que necesita en todos los aspectos de su vida”.

Principio 4: “Acepte el poder de la duda”

Quizás crea que la Madre Teresa (a quien se beatificó en el 2003) nunca flaqueó en su compromiso de brindar ayuda y consuelo a “los más pobres entre los pobres”. Pero las cartas a su mentor espiritual muestran que con frecuencia cuestionaba su fe, se sentía “con tremendas dudas, distanciada de Dios y aislada espiritualmente”, y “dudaba de sus creencias centrales”. Sus reservas continuaron aun mientras trabajaba sin cesar para llevar adelante el creciente éxito de la orden. Este cuarto principio de liderazgo de la Madre Teresa ilustra que tener dudas puede, de hecho, enriquecer la fe. Creer que ha tomado la decisión adecuada es importante, pero cuando, de forma natural, se presentan obstáculos, es totalmente normal dudar si se podrá llegar a la meta. Al aceptar y correr los riesgos inherentes al avance, reconozca sus dudas y trate de superarlas. Si las deja irresueltas, podrían paralizarlo de miedo. Aceptarlas no significa dudar de su visión. Mantenga la duda en su lugar, como catalizadora y guía para fortalecer su determinación.

Principio 5: “Descubra el placer de la disciplina”

La Madre Teresa, las hermanas y los voluntarios de la misión se levantaban diariamente a las 4:40 am para las plegarias matutinas, la misa, el desayuno y los cantos devocionales, antes de empezar el día de trabajo a las 8:00 am. Siempre activa, la Madre Teresa sentía que sus días en la India eran particularmente extenuantes y requerían mucha energía y disciplina. En Calcuta, hacía rondas regulares para visitar cada uno de los centros de su misión local y reunirse con los empleados. A menudo viajaba al extranjero para supervisar las más de 500 misiones en todo el mundo. Su profundo compromiso y liderazgo único eran evidentes independientemente de adónde fuera o con quién interactuara. Lideraba a través del ejemplo, se ocupaba de los asuntos con prontitud y era jovial en su trabajo. Este quinto principio de liderazgo de la Madre Teresa reza: “En el liderazgo, como en la vida, la disciplina implica acción”. Puede encontrar gran placer aun en las tareas diarias más mundanas, pero no puede dejar el placer al azar. Se conocía a la Madre Teresa por reciclar el placer que sentía al completar sus tareas, lo que le permitía conscientemente reponer el entusiasmo y la energía. La práctica metódica infunde disciplina. Al final, el éxito es menos importante que seguir intentando “sin juzgar el resultado final”.

Principio 6: “Comuníquese en un lenguaje que la gente entienda”

La Madre Teresa no era multilingüe, pero era una experta comunicadora. Hablaba sinceramente desde el centro de su visión. Usaba los oídos, los ojos, la voz y el corazón para expresar lo que necesitara en el momento oportuno. Su momento más elocuente era cuando sonreía. Tenía una predisposición extraordinaria para escuchar lo que otros necesitaban decir antes de intentar resolver sus inquietudes. Estaba disponible para cualquiera que quisiera un momento con ella. Este sexto principio de liderazgo de la Madre Teresa señala que no debemos clasificar a la gente con base en sus limitaciones lingüísticas, culturales o estatus social. Es mejor poner la autenticidad, empatía y compasión naturales por delante de la necesidad de decirles a otros lo que uno piensa. En vez de intentar “imponer su mensaje”, la Madre Teresa primero deducía información del discurso verbal, lenguaje corporal, contacto visual, postura y comportamiento de su interlocutor. Luego, adaptaba sus respuestas a la forma en la que ella creía que el interlocutor podría entenderlas mejor. Para mejorar su estilo comunicativo, piense antes de hablar, recuerde su visión, asiéntese y piense en su intención.

Principio 7: “Preste atención al portero”

Una gran parte de la atracción universal de la Madre Teresa era su interés y preocupación genuinos por todas y cada una de las personas. Respetaba profundamente el hecho de que todas las personas tienen una necesidad básica de sentirse valorados por su familia, amigos y colegas. Entendía que la vida puede cambiar de un momento a otro. Brindaba el mismo respeto y ambiente de seguridad a cualquiera que conociera, ya fueran niños en los barrios pobres de Calcuta, pacientes con SIDA en Boston o ejecutivos corporativos en grandes edificios de oficinas. Este séptimo principio de liderazgo de la Madre Teresa muestra cómo liderar a otros con el ejemplo de la conducta propia. Adopte el cambio que desea ver en sus relaciones. ¿Trata usted a las personas de manera distinta, según la función que percibe que desempeñan, o brinda a todos el mismo respeto abiertamente honesto y sin prejuicios? Preste atención a la gente, aprenda su nombre, hágale preguntas y llegue a conocerla. Será recompensado con lealtad, confianza y cooperación.

Principio 8: “Utilice el poder del silencio”

La Madre Teresa otorgaba suma importancia a la oración y la meditación frecuentes, regulares y silenciosas. Creía que, en esos tranquilos momentos de renovación personal, uno debía mirar en su interior para escucharse y escuchar a Dios. Al calmar la mente, uno puede llegar a conocer la serenidad y lograr “claridad de pensamiento y de propósito”. La Madre Teresa a menudo escribía sobre el poder del silencio: “En el silencio encontraremos nueva energía y verdadera unidad [y] una nueva mirada sobre todas las cosas … En ese silencio, [Dios] nos escuchará … y allí escucharemos su voz”. Creía que el silencio introspectivo es la base de la conexión con otros en un nivel profundo y personal. Este octavo principio de liderazgo de la Madre Teresa brinda una lección fundamental. Muchos líderes se ven asediados por una vorágine de “exceso de información” y toma de decisiones. Para lidiar con ello, intente calmar la mente. Esto silenciará el bullicio externo, reducirá la confusión mental y creará un entorno en el que pueda escuchar la sabiduría de su voz interior y recibir la guía que necesita.

“No es necesario ser santo”

La Madre Teresa usó estos principios de liderazgo atemporales para fundar, cuidar y expandir las Misioneras de la Caridad y convertirlas en uno de los “mayores logros empresariales en la historia de la humanidad”, un logro que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1979. El éxito de la organización tras la muerte de la Madre Teresa es un tributo a su estilo personal de administración, que trasciende su participación personal. Si viviera hoy para dar consejos, probablemente diría que hay que empezar por elegir uno de los principios y comenzar a aplicarlo en su vida personal y en su organización. Observe la diferencia que esto hace en sus habilidades de liderazgo. Luego agregue otro principio y otro más. Continúe mejorando sin cesar, pero nunca se duerma en los laureles del éxito. “Al igual que la Madre Teresa, usted ha sido llamado a la acción. Actúe”.

Sobre la autora

Ruma Bose fue voluntaria con la Madre Teresa de 1992 a 1993. Es presidente y codirectora ejecutiva de Sprayology, empresa de servicios para el bienestar personal. Lou Faust trabajó para Salomon Brothers y es fundador y socio directivo de Edge Capital Partners

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