El Libro de Job, en el Antiguo Testamento, nos brinda una perspectiva única sobre la naturaleza y la creación. Vamos a explorar algunos pasajes clave desde la Biblia de Jerusalén, destacando cómo revelan la grandeza y complejidad de la naturaleza.

1. La Creación: Job 38, 4-7 “¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si es que tienes inteligencia. ¿Quién ha fijado sus medidas, si lo sabes, o quién ha extendido sobre ella la cuerda?”

Dios, desde el torbellino, recuerda a Job la magnificencia de la creación y su papel como Creador supremo. La Biblia de Jerusalén resalta la majestuosidad de la creación divina, subrayando la posición humilde de Job en el vasto cosmos.

2. Los Elementos Naturales: Job 37, 5-6 “Dios truena con su voz portentosa; hace maravillas que no podemos comprender. Pues dice a la nieve: ‘¡Caí en la tierra!’, y a la llovizna: ‘¡Llovió con fuerza!’.”

Eliú, al hablar de la grandeza de Dios en fenómenos naturales, destaca la majestuosidad de truenos y relámpagos como expresiones del poder divino. Este pasaje, según la Biblia de Jerusalén, invita a reflexionar sobre la imponente naturaleza y la presencia divina en cada aspecto del mundo natural.

3. La Fauna: Job 38, 39-41 “¿Daré loa al león por su fuerza, o murmuraré ante el chucho por su agilidad? […] ¿quién proveerá al cuervo su comida, cuando sus pollos claman a Dios y andan errantes por falta de alimento?”

Dios destaca la diversidad de la fauna y la sabiduría en la creación. La Biblia resalta la interconexión de todas las formas de vida y cómo cada criatura desempeña un papel en el equilibrio natural.

Estos pasajes del Libro de Job, según la Biblia de Jerusalén, ofrecen una profunda visión de la naturaleza, destacando la sabiduría divina en la creación y la interrelación entre la humanidad y el entorno natural. Nos desafían a reflexionar sobre nuestro papel como administradores de la creación, apreciando la belleza y complejidad de la naturaleza según la visión bíblica.

4. La Flora: Job 14, 7-9 “Porque hay esperanza para el árbol, aunque esté cortado, rebrotará y no cesarán sus brotes. Si envejece en la tierra su cepa, y en el polvo muere su tronco, al olor del agua reverdecerá y echará ramas como una planta nueva.”

En medio de la aflicción, Job compara su situación con un árbol cortado que aún puede reverdecer. La Biblia de Jerusalén presenta la metáfora de la esperanza en medio de la desolación, resaltando la conexión entre la naturaleza y la experiencia humana.

5. El Mar y sus Misterios: Job 38, 8-11 “¿Quién cerró con puertas el mar, cuando, brotando del seno materno, rompía el vientre, cuando le vestía de nubes y le ceñía de tinieblas, cuando yo le tracé linderos y le puse cerrojos y puertas?”

Dios revela su autoridad sobre el mar y establece barreras para controlar su furia. La Biblia subraya la magnitud y el orden en la creación, invitando a contemplar la grandeza de Dios sobre los elementos naturales.

6. Las Pléyades y Orión: Job 38, 31-32 “¿Puedes tú atar los lazos de las Pléyades, o desatar los nudos de Orión? ¿Haces salir a su tiempo las constelaciones y guías la Osa con sus hijos?”

Dios desafía a Job con la mención de las Pléyades y Orión, destacando la complejidad del cosmos. La Biblia de Jerusalén subraya la soberanía divina sobre los cuerpos celestiales, recordando la limitada comprensión humana ante la vastedad del universo.

7. La Tierra Redonda: Job 26, 10 “Ha trazado un círculo sobre la superficie de las aguas, como límite entre la luz y las tinieblas.”

Job reconoce la obra de Dios al describir la tierra como un círculo. La Biblia destaca este pasaje, que evidencia una comprensión sorprendentemente precisa de la forma de la tierra, mucho antes de que la ciencia moderna lo confirmara.

8. El Ciclo del Agua: Job 36, 27-28 “Hace evaporarse las gotas de agua, que se convierten en lluvia por el vapor; las nubes la destilan y se deslizan sobre la multitud de los hombres.”

Eliú expone el ciclo del agua, desde la evaporación hasta la lluvia. La Biblia resalta la comprensión detallada de procesos naturales, recordando la soberanía divina sobre la creación y la provisión del agua vital.